De regreso a las andadas en el laboratorio

Una amiga investigadora preguntaba en su página* «¿Para ti, qué significa ser científica o científico?». Y lo único que se me ocurrió contestar fue que significa ser libre.

Estos días me he quedado pensando en su pregunta y sorprendentemente sigo contestando y reafirmando lo mismo, siendo científica me siento libre. Siento que tengo la libertad en mis manos, y no solamente libertad intelectual o libertad para elegir los temas científicos que puedo explorar, sino también otras libertades adheridas. Puedo decidir cuánto tiempo dedicarle a mis proyectos, puedo decidir a qué hora quiero trabajar, cuántas horas me quedo en el laboratorio o en la oficina, puedo decidir que hoy me quedo en casa a recuperarme porque trabajé el domingo o el sábado, puedo tomarme esta semana de vacaciones para estar con mi familia (de las 7 que tengo), siempre y cuando deje mis cultivos celulares bien atendidos, etc. También tengo la libertad de que si me parece interesante estudiar una infección viral en el cerebro, cuyos mecanismos se podrían parecer a los de una enfermedad crónico-degenerativa, pues simplemente lo hago. Busco a los expertos de cada área, les pregunto si tengo dudas sobre ciertos métodos y me pongo a escribir un proyecto para obtener dinero y poder cubrir gastos institucionales y para poner en marcha los proyectos. Y ahí es donde llega el límite de la libertad cuando trabajas en las ciencias. Siempre y cuando haya dinero para hacer investigación científica, se puede avanzar. Cuando hay apoyo suficiente y no te tienes que preocupar por tener un salario o tener para cubrir por ejemplo los reactivos del laboratorio, las cosas van viento en popa. Y no es de extrañarnos que en países avanzados científica- y tecnológicamente, haya presupuesto más que suficiente para hacer investigación. En mi Instituto, por ejemplo, me sorprende cada vez que veo todos los reactivos que se ordenan día a día, el personal que llega tan altamente calificado y además todo el dinero que se inyecta a la ciencia, de verdad es impresionante. En paralelo, el sistema político de este país (Suecia) está muy sincronizado con la tropa científica, quienes son en realidad quienes recomiendan (por no decir que deciden) lo la sociedad debería hacer . Y de esta forma, me parece que el progreso de las sociedades sí que puede cuantificarse fácilmente, no solamente cualitativa-sino cuantitavimente. ¿Cómo que fácilmente? Sí, simplemente hagan una lista asociando el presupuesto que cada país destina a ciencia, tecnología e innovación y compárenlo en el lugar en que se encuentran de desarrollo. Y bum! Ahí tendrán la clave.

Hoy pongo mi propia foto no solo porque es 11 de febrero, día internacional de la mujer y la niña en la ciencia, sino también porque estoy contenta de que regresaré a trabajar el lunes. En realidad, me aterra regresar, pero sé que eso es solo pasajero, porque en realidad lo que me gusta de mi trabajo no es la gente, sino lo que hago. Me gusta trabajar en la campana de flujo, medir microlitros con las pipetas, teñir de diferentes colores las células, determinar qué tan asesinas son las asesinas naturales, medir en grandes instrumentos que usan láseres.

También me encanta ponerme la bata, guantes y recogerme el cabello!!! Esa foto con los pelos sueltos fue un día que ya no podía más, era sábado en la tarde y todo se había retrasado porque las células no habían crecido como esperaba. Cuando estaba afuera del laboratorio poniéndome la bata, olvidé que dejé mi liga del cabello en la oficina, que está a unos 40m de ahí y mis células estaban a punto de estar listas y tenía que continuar con el tratamiento. Pero eso sí, en un tiempo de incubación me dio tiempo de fotografiarme… eh qué tal 😉

Por supuesto que celebrar este día no es motivo de victoria, al contrario, hace alusión a la gran brecha que aún queda para que las mujeres sean reconocidas justamente por sus logros y también para que los sistemas también consideren las necesidades de las mujeres profesionistas en un mundo en el que luchar por ese espacio nos cuesta más, empezando por ejemplo por mejorar las actuales bajas por maternidad inadecuadas y mal-pagadas en casi todo el mundo. En Austria las prestaciones sociales me permitieron estar en casa todo el primer año con mi primer baby, pero lamentablemente eso no ocurre en la mayoría de los países. Si fueran diferentes las condiciones en el mundo, entonces el 11 de febrero sería un día común y corriente porque ya estaríamos todas y todos al mismo nivel. Hay que luchar por ese 11 de febrero EQUIS, ¿Cómo ven?

Y para terminar, hay que darles a las niñas y claro que también a los niños, todas las herramientas para que sean libres y felices. Y esto no significa darles todo lo que quieran, sino lo que necesitan. Libros, tiempo de calidad con ellos, salidas al parque, jugar en familia, escucharles, leerles cuentos, abrazarlos y todo lo que las mamás y papás podamos hacer y esté a nuestro alcance. Y también hay que asegurarnos de que existan buenos roles de género. Cuando admiramos a alguien, eso nos motiva no? Entonces así con las niñas, cuando ven a mujeres felices, exitosas y contentas con lo que hacen, entonces ellas también tratan de imitarlas. Y para tener buenos modelos a seguir, hay que seguir luchando por la igualdad de género, hay que seguir esforzándonos por dar lo mejor de nosotras. Y todo esto es independiente de la situación socioeconómica, existen miles de becas en el mundo, miles de bibliotecas y así sucesivamente.

Estoy tan contenta por saber la cantidad de jovencitas en todo el mundo que están interesadas en seguir estudiando y muchas en hacer una carrera científica, que de verdad creo que el futuro será muy prometedor. Que hagan lo que más les guste, no lo que les digan que deberían hacer, así seremos todos felices. Hay que darles alas e informarlas de todas las posibles rutas de navegación existentes, y ya que ellas tomen la dirección que les parezca más adecuada.

*Mi querida amiga es la Dra. Karla Oyuki, una investigadora de primera! A ella la conocí en Alemania hace ya diez años (!) mientras hacíamos el doctorado. Ahora sigue muy comprometida con su carrera científica y académica, pero más con sus estudiantes. En su página del nanolab se podrán dar cuenta. Ahí comparten el día a día de lo que se hace en un laboratorio. Síganla, seguido recibe estudiantes 🙂 https://www.instagram.com/nanotox_lab/

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